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El por qué del aumento en el consumo de la leche vegetal

Los humanos somos los única especie que consume leche de otro animal después de la lactancia, hemos crecido con la idea de que la leche es lo que nos ayuda a mantener nuestros huesos fuertes. Sin embargo, la realidad es que lo que ayuda a mantener nuestros huesos fuertes es el consumo de tres porciones diarias de calcio, y este mineral podemos obtenerlo mediante diversas fuentes vegetales, como el brócoli, col, kale, berros, legumbres, tofu, almendras, nueces, higos secos, naranjas y otras semillas, además de que existen muchos alimentos que han sido enriquecido con calcio.


 
Es importante informarnos al respecto, pues un estilo de vida sin lácteos tiene efectos altamente favorables para las personas, ya que al realizar el reemplazo, y en unos pocos días, se experimenta un aumento de energía, menos hinchazón, una mejor digestión, la piel más saludable, menos síntomas de asma y menos inflamación, por sólo mencionar algunos beneficios para la salud.
 
Cabe mencionar que, las alergias a la leche de vaca son más comunes, por ejemplo, que las alergias al maní, los mariscos y los huevos; afectando a 1 de cada 13 adultos, es decir: El 65% de la población mundial es intolerante a ella. En este caso, los síntomas inmediatos de su consumo, incluyen dolor y distensión abdominal, gases, náuseas y diarrea. Esto significa que es posible que las personas ni siquiera se den cuenta de que estos indicios podrían ser una reacción alérgica a la leche de vaca que consumieron días antes.
 
Y esto tan sólo en cuanto a nuestra salud. Porque si hablamos de impacto ambiental las cifras son impactantes: Los desechos de una granja lechera de 2.500 vacas equivalen a los desechos de una ciudad de 411.000 habitantes, algo así como del total de la población de Antofagasta. 
 
El negocio de la producción de leche afecta nuestros suelos, agua, aire y el hábitat de la flora y fauna del lugar. El suelo se erosiona y pierde su estructura por acción de la compactación causada por el sobrepastoreo. Además se produce contaminación asociada al uso de agroquímicos, lo que perjudica también al agua.
 
Al dañarse el agua y el suelo, se afecta el entorno, pudiendo afectarse la biodiversidad del lugar en que se localiza el sistema productivo. El aire se contamina producto de la volatilización de amoniaco, producción que constituye el 38% de los gases de efecto invernadero (GEI), producto de la rumia de los animales.
 
En cuanto a las bebidas consumidas por humanos, la leche de vaca es la que más agua consume. Se requieren 1.000 litros de agua para producir 1 litro de leche. Por esto, es que la ganadería constituye una cuarta parte de la huella hídrica mundial, de la cual el 19% de ella proviene del ganado lechero.


 
La industria láctea es una enorme causa de estrés y sufrimiento para las vacas, debido al gran volumen de producción al que son sometidas, estos animales deben soportar condiciones incómodas y extremas en las que no se satisfacen ni siquiera sus necesidades más básicas. Por sólo mencionar algunas prácticas: las terneras recién nacidas son separadas de las madres y viven en pequeños boxes hasta los dos meses de edad donde son alimentadas químicamente. Las vacas que producen leche son inseminadas artificialmente una y otra vez para que sigan produciendo leche y el 25% de ellas son enviadas a un matadero debido a bajas producciones, edad, infertilidad, enfermedades cuyo costo de veterinaria exceda al de producción y mamitis crónica.
 
Afortunadamente a día de hoy cada vez son más las leches de origen vegetal que podemos encontrar en los supermercados y a menores precios. Éstas poseen un alto valor nutricional, principalmente de vitamina B, no contienen lactosa ni colesterol, son bajas en grasas, beneficiosas para el corazón y perfectas para personas con digestiones lentas, problemas de estreñimiento o colon irritable.

¿Tu has probado las leches vegetales?, ¿cuál es tu favorita?

Fuentes:

Infobae

La Nación

Monitor Internacional

Vegaffinity

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