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Día Mundial del Agua: La amenaza inminente de su escasez

Desde el año 1993 se celebra cada 22 de marzo el Día Mundial del Agua, y éste es un año muy especial que tiene como lema la valoración de este recurso natural.

Nuestros cuerpos son un 60% agua, nuestra sangre un 80% de ella y nuestros pulmones un 90%. Sin agua los humanos no podríamos hacer correctamente ninguna de nuestras funciones cerebrales o musculares, porque cada célula de nuestro cuerpo está llena de ella.

Sin embargo, poco notamos la importancia de este vital elemento en nuestro día a día, acostumbrados a verla salir sin esfuerzo, cuando abrimos una llave. Pero la realidad es que tan sólo un 2,5% del total del agua presente en el planeta, corresponde a agua dulce y de este porcentaje una pequeña porción está disponible para su consumo. A nivel mundial más de 2.200 millones de personas no cuentan con agua potable.

El valor de este bien es incalculable para la vida en el planeta. Si bien, gran parte de la discusión pública en este momento se ha centrado en la pandemia del coronavirus (y con razón), la extensa y terrible sequía que por años ha afectado a nuestro país es más urgente que nunca.

Un nuevo y actualizado estudio de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile sobre el cambio climático en el país, revela un complejo escenario en el que el recurso hídrico es uno de los principales afectados: Advierte que tanto las temperaturas máximas, como mínimas aumentarán en todo el territorio chileno y a lo largo de todas las estaciones, y la disponibilidad de agua se reducirá dramáticamente: Hacia fin de siglo (aunque ya se está empezando a sentir), las precipitaciones habrán disminuido un 60% entre las regiones de Atacama y Los Ríos y aumentado un 40 y 20% respectivamente en el Altiplano y la Zona Austral. Por lo que la zona centro será de las más afectadas pues ahí se esperan las extremas mínimas como máximas, además de disminuir las precipitaciones.

El 2020, 135 comunas fueron declaradas por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) como Zonas de Escasez Hídrica. Esto representa un 40% de todas las comunas del país. Nos estamos secando y tenemos un modelo de gestión del agua que no la garantiza como derecho humano para las personas, ni tampoco protege sus funciones ecosistémicas. El acceso seguro al agua potable no es homogéneo en el territorio nacional, siendo los grupos en situación de pobreza y los residentes en zonas rurales -donde la infraestructura hídrica es más precaria- quienes sufren mayormente sus impactos.

La sequía lamentablemente está pasando a ser un elemento estructural y no una condición pasajera. Se hace necesario revisar nuestro propio actuar, como nos relacionamos con el agua, como la utilizamos o mal gastamos y realizar los pequeños ajustes necesarios para ocupar más eficientemente el producto en nuestra vida diaria.

Es necesario informarnos sobre la cantidad de agua que es extraída y utilizada en determinadas actividades humanas: Producir tan sólo un kilo de carne de vacuno se necesita de 15.400 litros de agua, el kilo de cordero 8.700, un kilo de cerdo 600 y uno de pollo 4.300. La cifra de consumo de este vital elemento se reduce si lo comparamos con una producción de la alimentación basada en plantas: para producir un kilo de cereales se necesitan 1.700 litros de agua, uno de frutas 960, un kilo de verduras 320 y uno de legumbres sólo 50 litros.

Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente. Es sin duda es una riqueza en sí misma que se debe proteger y preservar tanto en cantidad como en calidad.

Fuentes:

El Mostrador

La Tercera

Radio Universidad de Chile 

 

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